Entrevista publicada en El Economista con fecha 15 de junio de 2023
- «El consumidor no sabe todo lo que hay detrás de una de nuestras bolsas de aperitivos»
- «Somos un motor de la modernización de la agricultura. El 82% de nuestros ingredientes proceden del campo español»
- El sector de aperitivos y snacks cierra 2022 con un crecimiento histórico del 10,2% pese a la inflación
Esta ingeniera agrónoma, ejecutiva responsable de Sostenibilidad y Asuntos Corporativos de PepsiCo, asumió en marzo la presidencia de la patronal de los fabricantes de aperitivos, una industria inmersa en un proceso de transformación desde hace años, primero en términos de ingredientes, y ahora en digitalización y búsqueda la sostenibilidad de su cadena de valor.
Desde su posición, ¿cuáles son los objetivos a conseguir?
Tras la pandemia, la crisis del transporte, la guerra de Ucrania y el cambio climático, estamos en lo que en inglés se conoce como entorno ‘vuca’ (volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad). Debemos ser competitivos y para conseguirlo todo pasa por la transformación digital y la sostenibilidad. Mi reto es saber cómo alcanzarla, primero poniendo en valor el impacto del sector en la economía y el arraigo del aperitivo en la cultura española, ya que concentra el 60% de nuestras ocasiones de consumo. En segundo lugar, impulsando con Fiab y otras organizaciones el marco regulatorio y las políticas necesarias para hacer inversiones en innovación, sostenibilidad y digitalización. En tercer lugar, tender la mano a todos los que la quieran coger para afrontar retos como el cambio climático. Es necesario establecer alianzas con el resto de la cadena de valor en aspectos como la descarbonización.
¿Entiende el cliente final que son una industria importante para el campo español?
No sabe todo lo que hay detrás de una bolsa de aperitivos. El 82% de nuestros ingredientes vienen del campo español. Generaciones de agricultores trabajan con nosotros. Somos un motor en la modernización de sectores como el de la patata, del que somos los principales consumidores. Detrás de nuestros snacks están 22 fábricas, la mitad de las en municipios de menos de 10.000 habitantes, además de 20.000 empleos.
Parece que hemos olvidado que antes prácticamente en cada pueblo había una fábrica de patatas fritas…
Es que hay 500 empresas en el sector del aperitivo. Compañías que van desde las muy pequeñas hasta grandes multinacionales. Nuestra asociación es una representación de este sector, con 18 empresas que representan el 80% del segmento de patatas fritas y snacks y el 60% de los frutos secos.
¿Qué impacto ha tenido el aumento de costes que sufrimos desde hace meses y la crisis de las materias primas por la guerra?
Todos los eslabones de la cadena hemos sufrido un impacto brutal, con una inflación altísima que no se ha transferido totalmente al consumidor y que, por lo tanto, han supuesto una erosión en los márgenes. Sin embargo, nuestro sector es uno de los más dinámicos y resilientes de la industria alimentaria, que crece por encima de la media. Lo hizo incluso en pandemia, momento en el que el consumidor no quiso renunciar a ese momento de aperitivo en su casa. Hubo un trasvase de consumo en un contexto en el que la gente fue muy consciente de la necesidad de esos pequeños grandes momentos de placer. Tenemos un público cada vez más concienciado en salud y nutrición, pero que a su vez quiere disfrutar y sabe cómo aplicar una indulgencia consciente en momentos de consumo moderado y social.
«Tenemos un público cada vez más concienciado en salud y nutrición, pero que, a su vez, quiere disfrutar y sabe cómo aplicar una indulgencia consciente»
La pandemia ha reforzado la concienciación sobre la alimentación saludable, ¿cómo se está adaptando la industria a los cambios que demanda la sociedad?
Desde el 2005, cuando comenzó la estrategia NAOS, hemos sido uno de los sectores más comprometidos. En el último Plan de colaboración para la mejora de la composición de los alimentos y bebidas 2020 conseguimos que todas nuestras subcategorías entraran en el Top 5 de los objetivos: reducciones en sal, grasas saturadas, etc. Hemos trabajado mucho en innovar con productos que se adecúen a las necesidades de los consumidores, bajando la sal, las grasas saturadas, introduciendo vegetales o ingredientes como legumbres. Tenemos un amplio espectro de productos, desde frutos secos con alto valor nutricional, hasta los de indulgencia con un consumo moderado.
¿Percibe el público que el contenido de sus bolsas es ahora más saludable?
Tenemos el gran reto de transferir al consumidor todo lo que está haciendo el sector, tanto en nutrición como en sostenibilidad. Detrás de cada producto hay mucho esfuerzo en ambos sentidos. En gamas de producto sin sal o con un 50% menos de grasas o con legumbres, es más sencillo transmitirlo. En otras, más vinculadas al momento del placer indulgente, hemos hecho muchas mejoras como sustituir aceites de palma por otros con menos grasas saturadas o reducir el contenido en sal, pero manteniendo el componente del sabor. Sin embargo, no hemos querido contarlo y ahí está el gran reto.
¿Creen que en esos momentos el consumidor no quiere tener la información?
Puede ser que en esos momentos de indulgencia consciente le importe menos el perfil nutricional. Eso no quita para que nosotros hayamos mejorado nuestros productos. Por cada ingesta, el consumidor ahora come menos azúcar, grasa saturada o sal a cambio del mismo placer.
En su larga trayectoria en el sector, ¿cómo ha cambiado la industria de los aperitivos?
Llevo 28 años vinculada a la industria alimentaria. En este tiempo, toda la parte de nutrición y salud ha sido clave para adaptarnos a las necesidades del consumidor. Desde hace unos, la gran transformación en la que estamos es la digitalización y la sostenibilidad para ser competitivos. Pero del campo a la mesa, ya que estamos contribuyendo a una transformación del sector primario que revierte en sostenibilidad y rentabilidad porque repercute directamente en aspectos como la reducción del uso de agua, de fertilizantes, de pesticidas, etc… Todo esto redunda en productividades y sostenibilidad.
En semanas afrontamos unas elecciones, ¿cuáles son sus demandas al Ejecutivo?
Las empresas queremos estabilidad y trabajaremos siempre con cualquier gobierno que salga de las urnas en pro de la competitividad de la industria alimentaria. El reto es encontrar un marco regulatorio con políticas que no penalicen y que incentiven inversiones en innovación, digitalización y sostenibilidad. Ahí siempre tendremos la mano tendida. La alimentación es el principal sector de la industria española y debe ser el primer aliado de cualquier Gobierno, porque incentivamos esa transformación que nos hará más competitivos como país. Los fondos Next Generation tiene que contribuir a esto y deben ser más accesibles para las pymes.
¿Hay que legislar menos y mejor como ha aseguraba hace semanas Duran i Lleida?
Hay que legislar mejor y, si nos referimos al impuesto al plástico, efectivamente ha llegado en un momento muy inoportuno en el que otros países decidieron retrasar su aplicación. Nosotros estamos comprometidos en la circularidad de los envases y el reciclaje, pero no creemos que el momento de este impuesto vaya a ser la solución a todos los retos que tenemos delante.
«El gran reto en términos de circularidad está en conseguir una agricultura resiliente en un contexto de sequía y lluvias torrenciales»
¿Qué retos afrontan en circularidad?
El gran reto está en conseguir una agricultura resiliente en un contexto de sequía y lluvias torrenciales. Debemos incentivar prácticas más resilientes en el campo, fomentando una agricultura regenerativa, que retenga el agua y capture el CO2. Más de un tercio de las emisiones de nuestra cadena de valor están en la agricultura. A continuación, afrontamos el reto de la descarbonización de nuestras fábricas. Aunque el 70% ya cuentan con suministro de electricidad verde, nos queda reemplazar el gas, del que somos consumidores intensivos. Las alternativas no están maduras y necesitamos que haya un movimiento desde el ámbito público y privado para que potenciar el hidrógeno verde o el biogás. En el transporte sucede lo mismo, las tecnologías y las infraestructuras no está suficientemente desarrolladas.
En packaging, ¿en qué fase están?
En el terreno de los envases nos falta avanzar en circularidad. Aunque los estamos reciclando, luego vemos que se acaban transformando en materiales de menor valor como tuberías de riego o bolsas de basura. Nos gustaría seguir el mismo modelo del PET, lograr una circularidad de botella a botella, conseguir la reciclabilidad completa y envasar nuestros aperitivos con bolsas fabricadas a partir de otras bolsas.